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miércoles, 4 de febrero de 2009




Una soledad urbana

Tomo de la calle
para escribir este poema
de soledad urbana,
como ejemplo:

La ausencia de la pintura
en las paredes
de una casa, que añosa
cae sola.

La inclinación del poste
que tiene, por falta
de eléctrica corriente
un farol que hace tres meses no ilumina.

Las paradas del autobús urbano
que a estas horas
es sólo de cuando en cuando visitada
por un perro famélico
que revuelve basura, desperdicios.

Un borracho, dormitando
abrazado a un gran pomo
en el quicio del número sesenta.

Un zapato tirado en la avenida
señalando hacia el sur
donde a estas horas
empezará el invierno.

Un charco, único y solo
vestigio de la tormenta
donde un perro, otro, uno negro,
crudo o sediento,
bebe.

Un bote de cerveza
justo junto a la acera,
como quien busca
calor o compañía.

Quizá ya te hayas preguntado
todas esas cosas absurdas para qué
y como siempre tú tienes la razón
ahora también tienes razón
hubiera sido más fácil decirte que te extraño
o, mejor,
como dijo un poeta amigo mío:
“Ahora estoy tan solo que cualquiera
diría que estás conmigo”



Armando Soto Rueda

(Morelia, Michoacán 1955). Ganó el Tercer lugar en el Concurso Estatal de poesía 1983. Sus poemas se encuentran dispersos en diferentes revistas y periódicos. Fue profesor de literatura en las escuelas preparatorias de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
El poema anterior lo tomo del libro Los nombres y las letras muestra de la poesía contemporánea en Michoacán 1965-2007. Jitanjáfora Editorial.

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