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lunes, 29 de septiembre de 2008


Rutina

Salí de casa en busca de un poema
¿Y qué me encuentro?
Una guerra.

Regresé a mi cuarto
¿Y qué me espera?
Una hoja.

Volví a la calle.
Ahí estaba la derrota.


Sin novedad regreso
Y ¡OH! Sorpresa
100 hojas.

Me estoy cansado de todo esto
Parado en mitad de la avenida
Donde apenas las cucarachas asoman la cabeza.

De regreso a casa
Prendo la luz del cuarto
Y ahí están mil hojas

Afuera aún las brasas ávidas
Devoran cuerpos.

Entonces pienso
Que aquí los poemas
Y los muertos
Se multiplican por parejo.


Centro Educativo Distrital General Santander


Esta mañana de sábado quiere hacerse sentir. El sol busca a los estudiantes por todos los pasillos del colegio. Mientras también yo busco al niño que fui en una nada similar.
Alguien que viene, barriendo va silbando un ritmo tropical.
Las voces van y vienen, aunque no vea los cuerpos. Los ladrillos y los alumnos estamos condenados a estar aquí. Entre la banda de guerra y las promesas de paz, entre el agua de un lavamanos que no cesa de gotear, allá a lo lejos cruzando el patio central.

Centro Educativo Distrital General Santander.
El vigilante es un galgo de piel blanca y nariz negra. El profesor de educación física es gordo, calvo, lleva lentes de aumento y una sudadera roja. Los extintores de incendio esperan el fuego colgados en las puertas de cada salón. Mientras un trapo tricolor pende saludando al viento. Hay una escoba parada, recostado su mugre en una reja verde, hay un mural que no deja de enrostrarme la infamia.
Y yo… sigo recorriendo colegios, sigo atajando los tiempos, sigo escribiendo y ahora dizque soy profesor.
El chiflón que se mete, invoca mi nombre, o mi apodo, desde alguna esquina. Corro con los marcadores en una mano y una la clepsidra en la otra, mientras un pequeño en dirección opuesta viene corriendo hacía mí, al mismo paso, con la misma mirada, con el mismo tiempo detenido. Y cuando me cruza, se queda sonriente mientras me dice –Adiós profe- y le contesto –Adiós yo-


martes, 9 de septiembre de 2008


A CONTRAMANO DE LA RESACA DEL CARNAVAL


Con dos duros en el bolsillo la cosa está tomando mucho brillo
Los Rodríguez


Mañana por fin, después de trabajar un mes y medio, por los diferentes rincones de la capital, de colegio en colegio, soportando la desidia mía y la de los estudiantes, quienes muestran su interés por la vida en la forma como se les va escurriendo el pantalón hasta por debajo de las nalgas. Me pagarán mi sueldo. Algo así como 700 mil pesos, está bien pues es por medio tiempo, medio tiempo de correr entre el Aquileo Parra, que limita con el cementerio del norte, hasta el Sierra Morena, que limita con el sur con Soacha, pasando por el Puerta de Villavicencio, que limita al oriente con Venezuela (miento, pero casi) y de vez en cuando en el Simón Rodríguez que limita con el apartamento de un amigo donde a veces me emborracho.
Lo cierto es que después de pagar algunas obligaciones, entre otras la segunda cuota de esta computadora, algo de dinero quedará para mí, (para bien o mal gastarlo, para gastarlo en todo caso porque para eso se hizo el tiempo y el dinero). Se me han ocurrido tantas cosas, comprar un pequeño equipo de amplificación marca Fender que están vendiendo a muy buen precio, darle a mis pasos un par de estrellas que cuestan como 100 mil pesos en San Andresito y vienen en presentación de zapatillas Converse, o salir a comer al lado de una pareja de amigos y hablar de Jarmusch y Abél Ferrara...
La imaginación me florece siempre que algún peso sobra por ahí, pero estos días dejándome llevar por las voces y los empujones de la mayoría, me es imposible no pensar en comprar la boleta para ir a ver al tan esperando bonaerense Andrés Calamaro, quien por fin y después de toda una vida de carrera nos visita.
Hace unos días paseaba por Valencia en Venezuela viendo los carteles que anunciaban la presentación del rosarino Fito Páez, que se ondeaban colgados de los postes en las calles, mientras en los otros postes danzaban también los pasacalles del evento mundial de escritores a que fui invitado, y entonces como dice la canción de Rodolfo ah que hermosa sensación... y ahora aquí de regreso a la cuidad de los pobres corazones, me parece necesario y vital ir a ver al Comandante pero no puedo dejar de pensar en la frase de Fito, esa que dice lo que pasa es que me ofende tanta vulgaridad, así que me parece necesario y vital rendirle un homenaje al Salmón y a tantos otros salmones que en el intento por desobar sus emociones estarán haciendo hasta lo imposible por asistir a la tan esperada cita con Andrés.
El homenaje consistirá en que teniendo el dinero para la boleta, teniendo sus canciones incrustadas hasta la medula, no iré, es mi sentida ofrenda para quienes no llegaran al sitio, bien porque les sobran los motivos como dice Sabína, bien por que les hace falta el dinero, bien porque no les hace falta, o por cualquier otra razón que desconozco. No iré porque mi ausencia es la mejor manera de estar presente, no iré para seguir siendo uno de esos chicos que Calamaro invoca en la frase toma una lista de mis amigos quiero convencerlos que vuelvan conmigo y como yo también creo que nadie se va del todo seguramente que entre canción y canción entonada con amor esa ya muy cercana noche, algún eco de mí repetirá con sentido acento los coros que vengo cantando de años atrás.
No iré al concierto de Andrés Calamaro para poder estar ahí, para cumplirle a los que tampoco irán, para que nuestro anonimato sea digno de las letras brutalmente honestas del músico argentino. Y a la final no iré porque prefiero estar en la calle tomando eso sí un buen Termidor mientras voy cantando con un similar aliento oxidado alguna cosa como: siempre tomé la misma dirección la difícil la que usa el salmón... que en este caso es la dirección de no seguir la corriente que irá a dar en el parque Simón Bolívar.
No se trata de algún resquemor contra Andrés, a quien tanto le debo aunque él no lo sepa ni le haga falta, se trata de Honestidad Brutal, en contra de la Alta Suciedad que esgrimiendo el folklore patrio cantará y cantará y fumará y fumará, rasgándose las vestiduras y el embobinado de los pulmones para parecer que siguen, que están, que existen, que desoban, que acompañan, que cumplen, que homologan, que pertenecen, lo cierto es que y si es como yo creo a mi no me importa nadie.
Me importan los que no conozco, los que amarrados a un viejo disco de Los Rodríguez, pasarán esa noche entre recuerdos y lugares aún sin encontrar, con la imagen intacta de un Andrés que en repetidas ocasiones nos salva la vida, o la alivia un poco.
Soy así no lo puedo evitar no iré porque ¿para qué? Si otros irán, y hablarán y cantarán y fumarán, con esa propiedad que solo ostenta el que todo desconoce, no iré para ser salmón de verdad con quienes tampoco irán aunque siempre estén presentes, y por ellos y para ellos la noche cercana noche de octubre, cuando den las 9 y desde algunos rincones existamos todavía los que creemos que son las 3 podamos con verdadera sinceridad levantar la copa y gritar de corazón desde un rincón del mundo brindo contigo (Andrés) salud...

Larry Mejía





MUNDO CONTRA MUNDO
(fragmento)

Matria

la conocí una lejana mañana
que flameaban banderas.

hablamos en bares y bodegones
durante un tiempo rojo.

una noche en una calle oscura
le acaricié los senos.

nos amamos una tarde
cerca del basural
mientras sus hijos buscaban comida.

sigo enamorado de sus despojos.


oscurantismo

hubo un tiempo
en que los pájaros dejaron de volar.

fue un tiempo feroz.

algunos iniciaron una guerra sucia
otros se amaron por última vez.

en esos días aciagos
escribí furioso
el primer poema
para el resto del mundo.




abismo

caída del hombre
en las profundidades

de la hembra.



amorsaurio

nos rozamos en la calle.

le acaricié el pelo en la esquina.

hablamos de las injusticias del mundo
cerca del basural

nos amamos con los restos
del cuerpo.

antes de dormirme
le leí un cuento de Monterroso.

...y cuando desperté
ella ya no estaba allí.





Aldo Luis Novelli

“Nació en medio del desierto patagónico, en una madrugada de juerga y carnaval” y así lleva 51 años, o por lo menos así lo conocí una noche de juerga, jerga y carnaval a la orilla de una piscina a la que quisieron lanzarlo, y de la que me hizo prometer salvarlo, ahora no recuerdo si le dije o no que tampoco ya sabía nadar, lo cierto entonces fue la fiesta de la palabra y la amistad, por eso ahora con bastante orgullo presento de nuevo estos textos de mi amigo Aldo, con la esperanza de que usted anónimo lector los acoja con la misma nostalgia y con el vaso en alto de la palabra y el vino.
Los poemas que aparecen aquí son tomados de la colección “Escribiendo en la Patagonia” publicado por la seccional Neuquén de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina, y pertenecen a una colección mayor del poeta.





domingo, 7 de septiembre de 2008




A QUIEN PUEDA INTERESAR

Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía

A mi solo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo

La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida



ALTA TRAICIÓN

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia
Y tres o cuatro ríos.


CONTAELEGÍA

Mi único tema es lo que ya no está
Y mi obsesión se llama lo perdido
Mi punzante estribillo es nunca más
Y sin embargo amo este cambio perpetuo
este variar segundo tras segundo
porque sin él lo que llamamos vida
sería de piedra.

JOSÉ EMILIO PACHECO

Poeta Mexicano, traductor, nacido el 30 de junio de 1939, es premio de poesía José Asunción Silva, al mejor libro de poemas en español y premio Octavio Paz de poesía y ensayo 2003. Estudió en La Universidad Nacional Autónoma de México.


EL MURO

Dos veces al mes voy en tren a la ciudad leyendo algún libro
secreto.

En cada estación se oyen los anuncios de las paradas en un
idioma mutilado por la duda.

Desde los vidrios no se pueden ver los cielos ni la gente
caminando al otro lado de la noche.

Ya comenzaron a levantar un muro en la frontera para suplir
el hondo vacío de las torres.


CENTRAL PARK

Las mujeres se ven más hermosas cuando llueve: son
esculturas de agua en movimiento.

Las fuentes celebran la energia de las gacelas corriendo por el
Parque Central.

¿Para qué vive uno si no es para celebrar este trote, la agitación
de la sangre en la delicia de la observación?

Por eso salgo a mirarlas cuando van corriendo bajo los árboles,
cruzando entre la multitud ciega que pasa sin verlas,
Aparentando no ver ni sentir mientras se les deshace la piel. Es
una música distinta: las piernas y la hierba como un jazz que
contiene la respiración en el imperio de las noche.


LUMBRE DE LA LETRA

A José Emilio Pacheco

No huyas que rompes mis barrotes y me dejas sin vuelo en la
Piscina azul. Mira que el mar es el mar y su cielo muere en la
urna de la noche. No te vayas que aún me conmueven los
viejos sonidos del ropero, el tambor y la sequedad de los días
sin sol. No volveremos a estar solos temblando en el nevado.
Contempla la arenilla y el cristal que nos refleja mirándonos
el agua. Lee la señal que sigue la dirección del aire, el sudor de
mi cuerpo cuando busca a tientas la llave de mi prisión para
irme de vuelo por la ciudad apagada, apagada entre la nieve sin
lumbre, entre el barro que brama con la lluvia, el fango que
incita a escribir en esta sierra colorada.



MIGUEL ÁNGEL ZAPATA

Poeta y critico peruano, ha publicado libros de poesía ensayo y critica, notas sobre arte contemporáneo, antologías y traducciones de poesía norteamericana.
Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, y portugués. Es Premio Latino de Literatura 2003.
Reside en Long Island, New York, donde se desempeña como profesor de literaturas hispánicas en la Universidad de Hofstra. Invitado al Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo. Venezuela 2008.
Los poemas que presento a continuación son tomados de su Libro Los Canales de Piedra, que se terminó de imprimir en los talleres Cosmográfica en Valencia Venezuela el 26 de junio de 2008.



CAFÉ Y AGUA

Cien veces al día repite:
-Tengo que volver. Aquí reina la inclemencia.
Allí hay bondad y calor y...
Entonces calle.

Le pregunto,
-¿Allí?, ¿dónde es?
Señala cualquier lado.
Adusto su rostro,
calla

Le tomo la mano.
Nos sentamos a la mesa
En un rincñón tranquilo de un bar.
Pido un café para él
y un agua para mi.

Le hablo en árabe
y mezclo el agua con el café.
Se irrita: -¿Estás loco?

Intenta quitar
el agua del café

Lo intenta.

Intenta devolver
el agua al agua.


LA EMIGRACIÓN DE LA NOCHE DEL DÍA

La noche emigró de la desolada ciudad
y le dejó sus fatigados días
Tomó su luna, sus estrellas y se marchó

La ciudad se alegró por la luz
se desveló por días
Cuando se cansó, no encontró la noche,
en la que podría haber descansado.

El día emigró de la fatigada ciudad
y le dejó la nada.
Tomó su sol, su barullo y se marchó.
Buscó en todas partes y sin cesar la oscuridad
que le estructuraba el tiempo.
Se cansó el día y no supo
cómo ni cuando ni dónde debía dormir.


TAREK ELTAYEB

Nace en El Cairo, Egipto en 1959. Poeta y narrador y licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Ain Shams de El Cairo. Desde 1984 reside en Viena (Austria). Actualmente es profesor de la universidad de Krems.
Tiene publicados 9 libros en árabe y cuatro en alemán, mayormente poesía, pero también novela y teatro. Su obra ha sido traducida a 12 idiomas. En 2007 el Gran Premio Internacional de Poesía “Oriente - Occidente” en Rumania.
Ha participado en diferentes festivales poéticos en Europa y el mundo árabe, participó también en el 7 Encuentro Poesía Universidad de Carabobo, en Valencia Venezuela.
Los textos que presentó aquí son extraídos de su libro Polvo de Sombra (versión en castellano, alemán, árabe) publicado en Colección El Cuervo de la universidad de Carabobo.
El ritmo de su palabra recrea un mundo mágico de imágenes y añoranzas, apegado a la naturaleza y a las formas intrínsecas de lo intangible.